La necesidad de contar con contraseñas sólidas
y eficientes es uno de los aspectos más importantes al hablar de la privacidad
en la Red
- No usar la misma clave para todo: lo más seguro es tener una contraseña distinta para todo, ya sea redes sociales, cuentas bancarias, teléfonos, etc.
- Claves largas, complejas, y si no tienen sentido, mejor: las contraseñas más difíciles de adivinar son las largas, que contienen caracteres como letras, números, signos de puntuación y símbolos.
- No compartir las claves con nadie: es importante que las personas tengan en cuenta que las claves son personales y no deben ser compartidas con nadie. El usuario es el dueño de la cuenta y el dueño de la clave.
- Contraseñas fáciles, pero difíciles de olvidar y de adivinar: un truco es usar una palabra o frase fácil, pero cambiando las vocales por números.
- Usar mayúsculas: utilizando la opción de las mayúsculas se agrega una dificultad más a quien quiera adivinar la clave. Esta puede ir al inicio o en cualquier parte de la contraseña.
- Evitar información personal: no incluir en la contraseña el nombre, el apellido, la fecha de nacimiento, el número de documento o información de este tipo.
- Cambiar la clave luego de un período de tiempo prudencial: al usar equipos compartidos o redes públicas o al entrar en Internet en sitios públicos, ser prudente cambiar las claves de acceso utilizadas en dichos equipos y redes luego de determinado tiempo.
- Preguntas secretas: en los casos de que un sitio sugiere una pregunta de seguridad por si se pierde u olvida la contraseña, se deben elegir preguntas difíciles de adivinar y que eviten respuestas obvias o de posibilidades reducidas.
- Guardar las claves en un documento de texto: al elegir contraseñas largas, difíciles de memorizar, y variadas para los diferentes usos, puede ser útil almacenarlas en un archivo de texto dentro de la computadora.
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